Dentro de los «padres» verdianos llama un poco la atención el rol de Monforte, progenitor de Arrigo, en «I vespri siciliani» por el simple hecho que se nos esconde hasta mediados de la ópera. A diferencia de Amonasro, al que Aida si menciona al principio pero nadie sabe quién es hasta el acto III(sí, aparece en el acto II pero aún desconoce el resto quién es), Monforte ya ha tenido su duo tenso con el propio Arrigo, desconociendo éste que es su hijo.Esa noticia revelada hará que cambie la actitud del propio joven revolucionario siciliano hacia su padre, el tirano Monforte: le salvará la vida en una conspiración, revelará a su amada Elena el duro vínculo y…verá cómo sucumbe al final de la ópera a pesar de volver a intentar salvarlo. Verdi nos lleva a un telón que sube y Monforte, en la soledad de la estancia, mira una carta que le dejó su mujer(por decir algo,él la raptó siendo joven y ella le ocultó que tuvieron un hijo) pidiéndole un único favor: si alguna vez piensa en que el verdugo corte el cuello de Arrigo, que piense que es su hijo. La aria nos lleva, quizás, a todo lo contrario que es un tirano. Quizás esa revelación abre en Monforte, en el gobernador de la isla de Sicilia otro carácter. Para ver la escena entera, aquí.
En sí, si hay un aspecto que revelaría de este fragmento es un punto íntimo en toda la escena, intenso en el que prevalecen los instrumentos de cuerda durante el recitativo(aunque no consta en este fragmento, sí está arriba en el mencionado «aquí», donde observamos la intervención de estos instrumentos alternando con el sufrimiento de Monforte), luego la lectura de la carta en la que la fagot y el clarinete se incorporan con redondas que permanecen en el ambiente y para diferenciarlo del propio pensamiento de Monforte. La propia aria, tras un breve diálogo con Bethune, no deja esa intimidad relacionada con un cambio en la forma de ser de Monforte, que busca en Arrigo un acercamiento y que sea menos duro ese corazón. Una esperanza en la que destaca el uso de los violonchelos en un momento dado de la aria(«sì lo vinca amore del genitor). Para el barítono, también requiere cierto lucimiento a lo largo de la escena pero, en especial, al final de la aria ya que debe sostenerla ante el silencio de la orquesta en un momento dado(se viver mi fia dato). Destaca, igualmente, el bello cariz que afronta la aria con el «Io son beato», porque es el resumen de sus esperanzas de reencuentro con su hijo que se desarrollará tras esta aria.
MONFORTE
In braccio alle dovizie,
nel seno degli onor,
un vuoto immenso, orribile
regnava nel mio cor! ecc.
D’un avvenir beato
splende il sorriso a me,
se viver mi fia dato,
figlio, viver vicino a te!
L’odio invan a me toglie,
vincerà quel fero cor,
sì, nel fulgor
di queste soglie,
cor paterno,
immenso amor,
sì, lo vinca
amore del genitor!
Ah! In braccio
alle dovizie, ecc.
O figlio, o figlio!
Io son beato
se viver mi fia dato
vicino a te!